sábado, 23 de diciembre de 2017

Lecciones morales sobre Berizzo

Pese a que no estoy de acuerdo con la destitución de Berizzo, menos de acuerdo estoy con la cantidad de gente que pretende enseñar al Sevilla ética y valores.
La directiva del equipo hispalense ha optado por echar al técnico argentino, decisión que entiendo, pero no comparto. El equipo no ha tenido ninguna idea clara sobre cómo desarrollar el juego o al menos Berizzo no ha sabido transmitirla. Tampoco ha sabido tener a la plantilla enchufada y probablemente las rotaciones que tanto defendía, se han acabado volviendo en su contra. Pero pese a esto, el equipo está en octavos de Copa (tras eliminar al Cartagena) y de Champions (en un flojo grupo) y quinto en Liga, por detrás de los tres grandes y del Valencia. Ciñéndonos solo a los números, no se entiende la destitución, pero algunos resultados pésimos (en el Bernabéu, en Moscú, en Mestalla, en Anoeta, en Maribor, en casa ante el Levante...) y sobre todo, unas sensaciones muy malas, pueden justificar la decisión.



Es curioso que la gente que critica a la directiva del Sevilla es quien no sigue a la entidad, tanto aficionados como periodistas. Quien haya visto los 4 meses de competición, sabe que el equipo se ha salvado por jugadas individuales de grandes jugadores (que los hay) o por deméritos del rival más que por méritos propios. En cambio, cuando el equipo ha tenido que plantar cara ante los grandes no ha sido capaz de hacerlo (Barça, Madrid, Atlético, Valencia, Athletic, Real Sociedad...). Pese a esto, en mi humilde opinión, Berizzo merecía más tiempo.
Lo que sorprende es que mucha gente achaca al Sevilla el hecho de destituir a un entrenador que ha padecido un cáncer de próstata. ¿Qué debe hacer el club, mantenerlo por compasión? Berizzo fue el primero en pedir que no se mezclara su vida personal con lo profesional. Y, al igual que en las críticas sobre que los resultados eran buenos, las lecciones de ética y moralidad hacia el Sevilla vienen desde todos los puntos del país, excepto de Sevilla. ¿Casualidad? No lo creo.

Lo que sí que se puede (y se debe) recriminar al Sevilla es la pésima gestión de su filial. Colista en Segunda con una sola victoria en 20 partidos, sin jugar absolutamente a nada, y allí sigue su entrenador. Incoherencia en estado puro.

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