lunes, 20 de junio de 2016

40 años, Antonin


Hoy, 20 de junio, se cumplen 4 décadas del penalti más famoso de la historia del fútbol, el que lanzó Panenka en la final de la Eurocopa de 1976.

Muy pocas personas tienen el honor de plasmar su nombre en el fútbol. Antonin Panenka lo hizo con el penalti más precioso de la historia, y su recompensa ha sido la de que este tipo de penas máximas estén firmadas con su apellido.

Venía Alemania como una apisonadora, vigente campeona europea y mundial. Solo faltaba vencer a Checoeslovaquia para lograr la inédita serie de Eurocopa – Mundial – Eurocopa, que lograría España varios años después. El partido acabó con 2-2, así que se iba a decidir en la tanda de penaltis.

Antonin Panenka, un central con unos kilos de más, pidió conscientemente lanzar el quinto, que podía ser definitivo. Y lo fue. Bajo palos, Sepp Maier, uno de los mejores porteros de la época. Mucha carrera y determinación, potencia corporal, amago de fuerte disparo y de repente… El tiempo se detuvo. Un balón magistralmente picado surcó por los aires de Belgrado, y besó suavemente las redes para coronar a Checoeslovaquia como campeona, arrebatándole ese título a la misma selección germana. Lo celebró enloquecido, a la vez que aliviado. “Qué par de huevos que tengo, joder”, debía pensar en esos momentos.


Declaró que el penalti no lo lanzó así para faltar al respeto ni para hacerse famoso, sino que era la forma más segura de marcar, ya que los porteros solían vencerse hacia un lado, y aunque tuvieran buenos reflejos, la sutileza del lanzamiento impediría que lo pararan. 40 años después su penalti ha sido miles de veces imitados, desde categorías inferiores hasta en el fútbol profesional. Ramos y Pirlo en Eurocopa, Zidane en la final del Mundial ante el mismísimo Buffon, Messi, Ibra… Muchos genios del fútbol que han rendido homenaje a un Panenka siempre sorprendido por la repercusión de su penalti.

Gracias Antonin, por ese magnífico chut, por tener el valor de lanzarlo así en ese crucial momento, por recordarnos la belleza del fútbol, por tu humildad, y por hacerlo sin ningún afán de ofender. Gracias por recordarnos constantemente que de un simple penalti se puede extraer una auténtica obra de arte.