jueves, 3 de noviembre de 2016

Emociones

Puede que el fútbol se haya convertido en un negocio, pero no deja de existir una pasión por él que puede ponerte la piel de gallina. La cantidad de emociones que puede producir lo que rodea a 22 tíos corriendo detrás de una pelota es impensable. Ayer lo pude comprobar, otra vez.

Emoción es llegar al estadio de tus amores, de tus sueños, a tu hogar y verlo reformado, majestuoso, alcanzando un nivel de belleza acorde a lo que tú crees que merece. Emoción es ver a tu ídolo perpetuado en la entrada al campo.


Emoción es comprar pulseras de tu equipo sabiendo que ese mísero euro hará feliz a personas que están a más de 1000 kilómetros de distancia. Emoción es sentirse pequeño ante la grandeza de un escudo que ilumina y señala el camino.

Emoción es sentirse de nuevo en casa.
Emoción también es palpar el ambiente de noche grande que flota en el ambiente. Emoción es ver que un club de fútbol hace escapar de la tediosa rutina, que la gente sale en traje de trabajar, se enfunda su camiseta y va al estadio. Emoción es ver a un niño de la mano de su padre y oír el “hijo, disfruta esto porque no va a durar siempre”. Emoción es ver como 40.000 gargantas se levantan y entonan a pleno pulmón un himno que les une a todos. Emoción es escuchar la música de la Champions, saber que tu club se codea con los grandes, siendo ya un respetado campeón cuando pocos años atrás peleaba para subir a Primera. Emoción es celebrar un gol abrazándote a desconocidos y ondear al aire tu bufanda, creyendo que reventarás de orgullo. Emoción es ver como la afición ovaciona a una leyenda croata que se marchó 20 años atrás. Emoción es escuchar que un invitado se siente cómodo en tu casa aunque se añore de la suya; “Viejo, no te lo vas a creer pero estoy en la cancha del Sevilla y es relinda. Ojalá estuvieras acá a mi lado para verlo como cuando íbamos a La Bombonera”. Emoción es que todo el público coree durante el minuto 16 el nombre de un canterano que aún perdura en sus corazones, uno de los suyos que se marchó una década atrás al tercer anillo. Emoción es ver a ese invitado argentino celebrar el gol de su compatriota como si lo hubiera marcado él. Emoción es ver a un japonés emocionarse cuando entra al campo Kiyotake, que alucina cuando toda la afición le aplaude y verle lamentarse cuando falla una ocasión. Emoción es que cambien al jugador estandarte y que todos se levanten para cantarle de corazón y al unísono el “cumpleaños feliz”. Emoción es que toda la hinchada aplauda a rabiar el esfuerzo y la apabullante victoria de sus hombres cuando el árbitro decreta el final.


También es emoción que a las 11 de la noche la gente vaya a los bares a brindar por su equipo, celebrándolo y hablando como si no hubiera un mañana, que sí que lo habrá y laborable. Emoción es ver lo que es capaz de unir el fútbol.

lunes, 24 de octubre de 2016

Cristiano no debe ganar el balón de oro

Aunque muy probablemente lo haga. Antes de nada me gustaría confesar que siento admiración por Cristiano Ronaldo en cuanto al jugador individual de fútbol que es. No como jugador colectivo, porque, simplemente, no lo es. Pero el luso es un enorme jugador. De los mejores de la historia, digno merecedor de un asiento en el Olimpo de los dioses del fútbol. Algunos dicen que Ronaldo ha tenido la mala suerte de coincidir con Leo Messi. En mi opinión, no. Ha tenido suerte. Porque tener la competencia del argentino le ha hecho mejor, más trabajador, ambicioso y con afán de superación. Saber que tiene que dar el 101% de sí mismo para estar a la altura de Messi. Y en ocasiones lo ha conseguido. Incluso en algunas le ha superado. Meritazo. Y justo vencedor de los tres balones de oro que atesora. Pero no este año.



Cristiano Ronaldo ha ganado la Eurocopa y la Champions League. ¿Pero qué peso ha tenido realmente en la consecución de estos títulos? 
En ambos ha tenido un papel nulo en la final, en la cita importante. En una por lesión y en otra sin motivo. Sus equipos han tenido un plácido camino hasta una final donde no apareció. PSG, Shaktar, Malmo, Roma, Wolsfburgo, y un pésimo City en el torneo de clubs. Y en el de selecciones; Islandia, Hungría, Austria, Croacia, Polonia y Gales.  
Dejando de lado que el balón de oro es un premio al mejor jugador del año, no al que logre más títulos. Y creo que queda fuera de duda que Cristiano no ha sido el mejor jugador desde enero. Y lo afirmo ya en octubre, sí. 
Griezmann, por ejemplo, ha sido mejor y más relevante. Estandarte del Atlético y de Francia ha llegado a las dos finales que ha perdido ante los equipos de Ronaldo. Pero el francés ha tenido caminos para llegar  más complicados, lo que le atribuye más mérito. En la Eurocopa fueron equipos parecidos a los que derrotó Portugal, en cuanto a nivel futbolístico. En Champions, en cambio, el Atlético y Griezmann vencieron a Benfica, Galatasaray, Astana, PSV, Barça y Bayern. Casi nada. Y el peso que han tenido ambos jugadores para llegar a las finales ha sido muy distinto. Cristiano este año se ha dedicado a empujar balones, se ha reconvertido en un 9. Pero no ha ganado ni la bota de oro. Griezmann ha sido la clave en ambos equipos. Y se acerca al nivel de Messi. A Cristiano ya le ha superado. 



Este año, el balón de oro todavía lo otorgaran periodistas junto a seleccionadores y capitanes, por lo que el nivel de colegueo es altísimo. Espero que a partir del siguiente, con los periodistas como únicos votantes, el galardón recupere el prestigio y la importancia que merece. Y que no se le dé al que más gusta o al que más títulos gana. 

lunes, 3 de octubre de 2016

¿Por qué Diego Alves para tantos penaltis?

En una semana Diego Alves ha parado tres penaltis. Uno frente al Leganés y dos frente al Atlético de Madrid. Con el parado en Butarque a Szymanowski se convirtió en el portero de la historia de la Liga que más penaltis ha detenido, con 17. Pero para agrandar su leyenda el brasileño paró 2 más en la matinal de ayer frente al Atlético de Madrid. El de Griezmann fue absolutamente espectacular, seguramente de las mejores atajadas en un penalti. Mano cambiada y fuerte a una considerable altura. El francés lo chutó bien, pero Alves es mucho Alves. Gabi, por su parte, conocedor de que de 6 de los últimos 7 que le marcaron fueron a su izquierda, lo intentó por ese costado. Pero tampoco.



La duda que surge es ¿por qué Diego Alves para tantos penaltis? ¿Cómo lo hace?

Bien, un penalti es una de las escasas ocasiones en las que un portero tiene ventaja respecto a un lanzador, ya que lo más normal es que acabe en gol, por lo tanto si se lo meten no pasa nada, en cambio, si lo paran se convierte en héroe. Por lo tanto, tiene mucha más presión el lanzador que el portero. En el caso de chutar un penalti a un conocido experto como el brasileño, la presión aumenta, Y Diego Alves tiene la confianza por las nubes en ese aspecto. Otro factor que domina mucho Alves es la reducción del ángulo de tiro, ya que se avanza (ilegalmente, como todos los porteros) antes de que el pie impacte con el balón. Pero sus cortos y veloces pasos suelen ganar más centímetros que los de los demás arqueros, por lo tanto el espacio para que entre el balón es menor. Sus reflejos y agilidad ayudan mucho en esta faceta, puesto que la velocidad que imprime el lanzador es muy elevada, y más vale un portero pequeño y ágil. Es capaz de aguantar la mano dura muy despegada del cuerpo, hecho que permite despejar el balón, no rozarlo. También hay una parte instintiva, algo que no se entrena ni se consigue, es innata, la de elegir el lado. Pocos jugadores han conseguido engañarlo desde los 11 metros. Reconoce que tiene facilidad para leer los movimientos en carrera previos al disparo, hecho que ayuda a decidir dónde tirarse. Y la última, que seguramente es la más importante es la del estudio de rivales. Analiza los lanzadores de los especialistas para tener estadísticas de sus preferencias. Y ese conocimiento con el talento provoca los impresionantes números del cancerbero del Valencia.

Así que resumiendo, sus claves son: capacidad de trasladar la presión al lanzador, confianza, reducción del ángulo de tiro, reflejos, instinto, mano firme, lectura de movimientos mezclados con un profundo análisis del rival.

Sus números son espectaculares. Le han lanzado 41 penaltis, de los cuales ha detenido 19, casi la mitad, dos se han ido fuera y 20 han acabado en gol. Los dos que se marcharon fuera los tiraron Verdú y Forlán que quisieron ajustar demasiado, seguramente por querer asegurar ante un experto. Entre los 19 parados están Messi, Cristiano (2 veces), Kanouté (2 veces), expertos en este tipo de lanzamientos.



El gráfico de Beinsports demuestra que el brasileño prefiere su lado derecho, puesto que es donde se lanza habitualmente (y donde suelen chutar los diestros cruzando el balón).

lunes, 20 de junio de 2016

40 años, Antonin


Hoy, 20 de junio, se cumplen 4 décadas del penalti más famoso de la historia del fútbol, el que lanzó Panenka en la final de la Eurocopa de 1976.

Muy pocas personas tienen el honor de plasmar su nombre en el fútbol. Antonin Panenka lo hizo con el penalti más precioso de la historia, y su recompensa ha sido la de que este tipo de penas máximas estén firmadas con su apellido.

Venía Alemania como una apisonadora, vigente campeona europea y mundial. Solo faltaba vencer a Checoeslovaquia para lograr la inédita serie de Eurocopa – Mundial – Eurocopa, que lograría España varios años después. El partido acabó con 2-2, así que se iba a decidir en la tanda de penaltis.

Antonin Panenka, un central con unos kilos de más, pidió conscientemente lanzar el quinto, que podía ser definitivo. Y lo fue. Bajo palos, Sepp Maier, uno de los mejores porteros de la época. Mucha carrera y determinación, potencia corporal, amago de fuerte disparo y de repente… El tiempo se detuvo. Un balón magistralmente picado surcó por los aires de Belgrado, y besó suavemente las redes para coronar a Checoeslovaquia como campeona, arrebatándole ese título a la misma selección germana. Lo celebró enloquecido, a la vez que aliviado. “Qué par de huevos que tengo, joder”, debía pensar en esos momentos.


Declaró que el penalti no lo lanzó así para faltar al respeto ni para hacerse famoso, sino que era la forma más segura de marcar, ya que los porteros solían vencerse hacia un lado, y aunque tuvieran buenos reflejos, la sutileza del lanzamiento impediría que lo pararan. 40 años después su penalti ha sido miles de veces imitados, desde categorías inferiores hasta en el fútbol profesional. Ramos y Pirlo en Eurocopa, Zidane en la final del Mundial ante el mismísimo Buffon, Messi, Ibra… Muchos genios del fútbol que han rendido homenaje a un Panenka siempre sorprendido por la repercusión de su penalti.

Gracias Antonin, por ese magnífico chut, por tener el valor de lanzarlo así en ese crucial momento, por recordarnos la belleza del fútbol, por tu humildad, y por hacerlo sin ningún afán de ofender. Gracias por recordarnos constantemente que de un simple penalti se puede extraer una auténtica obra de arte.

lunes, 30 de mayo de 2016

Cholo, no es un fracaso

Diego Pablo Simeone, principal artífice de los recientes y múltiples éxitos del Atlético de Madrid, calificó como "fracaso" el perder dos finales de la Champions League.

"El fútbol es así" o "El fútbol no es justo" son tópicos. Pero llevan esta etiqueta por la cantidad de veces que se han repetido estas dos frases. Por algo será. El sábado volvió a fluir de boca de amantes de este deporte y de muchos aficionados colchoneros. El partido en sí no fue gran cosa, lleno de nervios e imprecisiones, hasta el punto que los dos pivotes defensivos, Gabi y Casemiro, fueron de lo mejor.



El Cholo tuvo errores, como todo humano. Sus cambios fueron muy tardíos y le faltó valor para lanzarse hacia la portería de un Madrid más mermado físicamente. Pero no se puede considerar como un fracaso. Lo normal es que el Madrid ganara. El valor de la plantilla era el doble, 500 millones ante los 250 del Atlético. Y sí, el fútbol es un deporte colectivo, que es lo que le ha permitido al club rojiblanco llegar a la final. Pero en una final donde los detalles cobran suma importancia, las individualidades también.
El fútbol volvió a demostrar que es cruel. Para llegar a la final, el Atlético eliminó al campeón de Holanda, al de España y Alemania. El Madrid, en cambio, a la Roma, el Wolfsburgo y a un flojo City. El camino fue más fácil. El gol de Ramos en fuera de juego (imperceptible al ojo del linier, pero fuera de juego). Los penaltis son un factor donde influye la fortuna. Por no mencionar el ya pasado, pero aún doloroso para vosotros, minuto 93 en Lisboa. Pero el tiempo olvidará esto y recordará el nombre del campeón por décima y undécima vez.

"Nadie se acuerda del segundo" dijiste en rueda de prensa, Cholo. Y estoy de acuerdo. Pero tampoco nadie se acuerda de Falcao, Diego Costa, Villa, Courtois o Miranda. Poca gente recuerda que cuando cogiste al equipo rozaba el descenso y había sido eliminado por el Albacete en Copa. Lo has convertido en una máquina de ganar. Y de competir. Ha pasado de rozar el ridículo a codearse con los grandes. Para un club como el Atlético, tu trabajo, incluidas las dos finales perdidas, no se puede tachar de fracaso. Sino de todo lo contrario. Un gran éxito. Sin igual.

viernes, 13 de mayo de 2016

A/a Didier Deschamps (sede de la selección francesa de fútbol)


Sr. Deschamps:

Permítame reconocer que me gusta como juega Kévin Gameiro. Y no porque sea jugador de mi equipo, el Sevilla FC, ya que le sigo desde 2013, cuando militaba en el PSG. Allí me fijé en este revolucionario jugador, con una aceleración impresionante y una punta de velocidad vertiginosa, con buena técnica y buen regate, con facilidad para asociarse y con gol. A lo mejor no será el killer que usted puede querer para su once titular, pero creo que los números hablan por sí solos. 28 goles y 7 asistencias que han servido para clasificar a su equipo para dos finales. Los mismos tantos que Benzemá, por ejemplo, el astro del gol francés. Usted ha preferido llevarse a la Eurocopa que se juega en su país a Gignac, que lleva 32 goles, sí, pero en el todopoderoso Tigres mexicano. El nivel entre esa liga y la española es incomparable. Griezmann lleva 31, su lugar es indudable. Gameiro, como ya hemos dicho, 28. Le sigue Giroud, con 21, un delantero con un corte muy similar al de Gignac. ¿Realmente usted prefiere tener a dos delanteros referencias, lentos, sin oportunidad de remover un partido atascado? ¿Usted no conoce la estadística de Gameiro que le reconoce como el mejor jugador saliendo desde el banquillo en la historia de la Liga? No le exijo su titularidad, solo una oportunidad. Después va Martial, con 18 goles y con nula experiencia a sus 20 años. Payet lleva 12 y Coman, 6. Parece una broma. Pero usted sigue persistente en su absurda cabezonería. Gameiro ha trabajado como pocos y ha hablado en el campo. Porque, de verdad, Sr. Deschamps, esto clama al cielo. Incluso “France football” entrevistó a Kévin solo para ver qué opinaba sobre la injusticia que usted comete. Pero bueno, ya sabrá lo que hace. Puede que al final se arrepienta de esta decisión. O puede que no, porque tiene un gran equipo. Me despido, no sin antes agradecerle la risa que me ha causado su lista completa, donde ha preferido a Mathieu que a Rami, a Costil antes que a Areola, o a Giroud, Gignac, Martial, Payet o Coman antes que a Ben Arfa, Gameiro, Lacazette o Ribéry. De chiste. Gracias, pues.

Saludos cordiales,

Pedro Casas Alonso

martes, 12 de abril de 2016

La habitual y consentida práctica de perder tiempo

Las pérdidas de tiempo son algo cada vez más frecuente en el fútbol. Con los años se ha aumentado esta práctica deleznable. Habitualmente vemos como muchos equipos, arañan segundos al cronómetro para acabar de forma más rápida un partido con un resultado favorable a sus intereses.
Hasta aquí, todo conocido. Pero ¿cómo es posible que en un deporte tan avanzado y seguido como el fútbol no exista un castigo para esto? Las amarillas siempre se quedan cortas. Aunque, más que castigar, se debería aplicar justicia. Podría existir una figura (el cuarto árbitro, por ejemplo) que estuviera pendiente del tiempo y se añadiera el tiempo perdido real, como ya hacen en otras ligas donde no es extraño ver 9 minutos de prolongación. También referido con este tiempo extra, es el que más se pierde. Muy pocos colegiados tienen el valor de sumar tiempo a los minutos de más,  algo así como "el añadido del añadido". No debería ser así. El tiempo extra está para que se disputen 90 minutos de fútbol. Si se sigue perdiendo este, ¿por qué no seguir sumando minutos al cronómetro?  Parece pura lógica. 


Por último, hay una fórmula infalible para perder el tiempo que debería erradicarse. Los saques de portería. Siempre se espera a que el guardameta cometa varias veces el acto de poner el balón en juego. Lo peor es que, una vez amonestado, ya tiene la vacuna para seguir perdiendo el tiempo. ¿Por qué no expulsar alguna vez a un portero (o jugador) por dos amarillas por perder el tiempo?  Siempre hay una primera vez y, si se establece un precedente, seguro que se mejoraría en este aspecto que solo daña al fútbol. 


Al lado de otros deportes que se modernizan al ritmo que lo hace la sociedad, el fútbol en el aspecto arbitral es retrógrada, ya que se podría mejorar mucho con ayuda de la tecnología. ¿Por qué no se hace en el deporte más seguido del mundo, el que más millones mueve? ¿Es inaplicable o hay alguien a quien no interesa la progresión del fútbol?

jueves, 17 de marzo de 2016

Ser linier


“¿Qué hago? Decide rápido. Levanto el banderín. Me protestan. Me mantengo firme. Oigo insultos hacia mí y mi familia. El árbitro principal me pregunta:
-          ¿Lo era?
-          Eso creo – contesto inseguro.

El partido prosigue y en una jugada cerca de mi posición señalo una clara falta a favor del equipo visitante. La estrella del conjunto local me grita:
-          ¡No lo era! ¡Lo sabes! ¡Primero te comes el fuera de juego y ahora me pitas esta! ¡Cabrón!

Tiemblo, pero intento parecer seguro y espero que mi voz obedezca lo que ordena mi pensamiento:
-          ¡Ni una más! ¡Ni una más! ¡A la próxima a la calle!

Algunos aficionados me oyen contestar a su protegido y me piropean irónicos con palabras hirientes que prefiero evitar escribir.”
Con este microrelato pretendo halagar el complicado y siempre criticado oficio de linier. Tener que decidir en milésimas de segundos si una acción es fuera de juego o no, es dificilísimo. Está comprobado científicamente que el ojo humano no puede tener fijada la vista en el balón y el pie del jugador, así que deben guiarse por el sonido del último pase mientras miran la línea defensiva. La gran mayoría de veces aciertan en sus decisiones y nadie les aplaude. Solo se habla de ellos cuando erran, poco habitual y normalmente por pocos centímetros. La gente insulta cuando ni ellos mismos han distinguido por la televisión si lo era. Incluso algunas repeticiones dejan lugar a dudas. Así que, tener que tomar una decisión rápida, sin posibilidad de ver una repetición, no parece fácil. Es por todo esto que me gustaría desde mi pequeño rincón, alabar este trabajo e intentar concienciar a los pocos que me leéis sobre la dificultad que comporta ser linier.

“Cuando llego al vestuario, me siento en el banco y busco rápidamente las jugadas en las que he dudado. Las veo. He acertado. Suspiro de alivio. Pasaré desapercibido. El mejor premio después de este duro partido.”

lunes, 29 de febrero de 2016

La injusticia de Víctor e Iker

Valdés y Casillas tienen muchas cosas en común. Los dos han sido claves para los éxitos de la última década en el Barcelona y el Madrid y se han hecho un hueco en la lista de mejores porteros de la historia del fútbol mundial y española. En la forma de jugar también han sabido superar las adversidades psicológicas, las críticas y mantenerse muchos años bajo los palos de dos de las porterías más exigentes del planeta. Sus paradas han dado puntos y títulos a sus respectivos equipos. Incluso se parecen en su forma de jugar, destacan en el uno contra uno, en su buena colocación y en sus magníficos reflejos. Les cuesta más el juego por alto, y también se debe mencionar que en el juego de pies Valdés es mucho mejor que Casillas, siendo Iker mejor en otros aspectos como en los penaltis.



Pero no quería escribir por sus similitudes en las cualidades que poseen o por lo que supone aguantar tantos años defendiendo desde la meta el escudo de un equipo grande. Mi escrito tiene la intención de protestar contra la injustica que se ha cometido con ambos.  Ninguno se fue por la puerta grande como merecía, y ninguno juega en un equipo de un nivel acorde a su juego.

Víctor Valdés sufría mucho en la faceta psicológica. Lo ha reconocido sin tapujos en muchas entrevistas. “Para mí, durante muchos años, fue un suplicio ser portero”. Una inoportuna lesión frenó su trayectoria. Abandonaba el Barça, algo ya sabido, pero esa rodilla imposibilitó su fichaje por el Mónaco, quién le ofrecía formar parte de un interesante proyecto a largo plazo. Acabó en el Manchester, donde el gran estado de forma de De Gea y su mala relación con Van Gaal le impidieron triunfar. Estuvo muchos meses sin equipo, trabajando en Alemania para recuperarse y al final, el cancerbero decidió fichar por el modesto Standard de Lieja. Enlazo una interesante y sincera entrevista para un programa colombiano, donde Víctor no se muerde la lengua y cuenta muchos detalles de su salida del Barça y del tiempo lesionado. Imperdible.



Iker, por su parte, fue el estandarte del Real Madrid durante muchos años. Encarnaba los valores del club; señorío, esfuerzo, superación y hambre de títulos. Sin sus incontables paradas, muchas de ellas salvadoras, ni el Real Madrid ni la selección española hubieran cosechado tantos trofeos en sus vitrinas. Pero llegó Mourinho, con hambre de protagonismo, y tuvo el valor de sentar a Casillas. También una inoportuna lesión propició el fichaje de Diego López, quien lo tendría ocupando el banquillo mucho tiempo. Tras eso, el de Móstoles, no ha conseguido recuperar el nivel que tenía antes de su guerra con Mou o su lesión de mano. Al final, viendo que su estancia en el club blanco dividía al vestuario y a la afición, optó por salir buscando nuevas aventuras. Casillas fue señor en su despedida entre lágrimas del club de sus amores y sacrificó su puesto por el bien del Madrid. Ejemplar. El Oporto le brindó la oportunidad de seguir compitiendo a un buen nivel. El club portugués es, junto al Benfica, el mejor de su país, pero no figura entre los grandes del continente. En sus actuaciones se le ha visto nervioso e inseguro y ha combinado grandes actuaciones con otras que han dejado mucho que desear.



Ninguno de los dos tiene por parte del mundo del fútbol el respeto que merecen y tampoco se les despidió como debían. Espero que, dentro de unos años, se les reconozca su crucial trabajo en dos clubes que tendrían que estar más agradecidos con ellos.

lunes, 15 de febrero de 2016

La MSN, a otro nivel

Brutales. Fantásticos. Impresionantes. Increíbles.Sensacionales. Inigualables. Únicos e irrepetibles. Colosales. Sublimes. Genios. Magos. Monstruos. Craks. Extraterrestres.

El tópico de "sin calificativos" se convierte en tópico debido a la gran cantidad de veces que demuestran que lo merecen.
Hacen algo habitual de lo que es excepcional,  como bien definió Robinson al término de la exhibición del tridente azulgrana durante la segunda parte del Barça - Celta de ayer.
Parecen 3 niños felices divirtiéndose en el patio del colegio cuando juegan con los de un curso menos. Conectan como pocos lo han hecho durante la historia de este maravilloso deporte y dan un enorme espectáculo a su afición y al mundo del fútbol en general. Excepto a los rivales que los sufren, claro. Reinventan penaltis olvidados, normalizan los goles de falta y banalizan los bellos tantos de vaselina, como los que marcaron ayer Suárez, Rakitic o Neymar. Cuando se cree que lo han conseguido todo y han marcado de todas las formas posibles, rinden tributo al fútbol con goles imposibles, jugadas inimaginables o regates nunca vistos durante un partido profesional. Semana tras semana, demuestran que están un peldaño por encima del resto de los mortales.



Son 3 jugadores que están, probablemente, en el mejor momento de su carrera. Pero si se juntan son imparables. Un tridente formado por 3 hombres con unas características similares a la vez que diferentes. Messi es el mejor del mundo y con la llegada de Neymar y Suárez, ha silenciado las pocas voces que lo dudaban. Sobre el campo hace lo que quiere y destaca en todas las facetas del juego. Rápido y con gran definición como los otros dos, pero con ese toque persistente de genialidad.

Neymar ha triunfado en Europa como pocos imaginaban. Su particular visión del fútbol y su gran relación con Messi y Suárez, tanto dentro como fuera del campo, han conseguido que alcance una madurez futbolística extrañada en Brasil. Sus estrambóticos regates, sus múltiples asistencias y su facilidad goleadora le colocan en el podio de los mejores del mundo.

Luis Suárez era un fichaje sobre seguro. Su olfato de "killer" era indudable y era el complemento perfecto para los otros dos. Sin regates maravillosos, su efectividad le ha dado muchos goles y puntos al equipo. Pero tampoco es un 9 clásico que "simplemente" marca. Posee unas características que le convierten en el mejor, y más completo, delantero del mundo. Domina todo lo relacionado con el gol y también regala auténticos golazos para el recuerdo. Su compromiso defensivo y su incansable trabajo en la presión consiguen que la afición perdone y olvide sus deslices extradeportivos.



Estas tres máquinas geniales del Barça seguirán dominando el panorama futbolístico hasta que se cansen. Y, afortunadamente para el espectáculo, o muy a pesar de sus rivales, faltan muchos, muchos años para que esto ocurra.

domingo, 7 de febrero de 2016

La revolución de la revelación

Cada temporada en cada liga existe el llamado equipo revelación. Ese conjunto que sorprende con su resultado o juego y supera las expectativas creadas entorno a él. Cada campaña las revelaciones lo son menos, porque ya se sabe que habrá alguien que tendrá ese título. La única intriga es saber quién.
Este año, rompiendo con los esquemas citados anteriormente, el equipo revelación de Europa y del mundo es el Leicester City. Equipo revelación,  líder de la Premier y matagigantes. Todos los apodos son válidos. No ha sido el típico equipo que a principios de temporada sorprende por su posición en la tabla o que gana a algún grande. No, no. Los "foxes" son eso y mucho más. Obviamente sorprendieron. Siguen sorprendiendo. Pero ahora ya son la paradoja de la sorpresa esperada. Partido tras partido demuestran que merecen el puesto que ocupan, los piropos y calificativos que les llueven y también demuestran el por qué de sus resultados.  


Claudio Ranieri se ha convertido en el hombre de moda en Inglaterra. Y con razón. Ha creado una máquina ganadora de un equipo que un año atrás era el colista de la Premier y el anterior estaba en la segunda categoría británica. Tiene mucho,  muchísimo mérito. ¿Que cómo lo ha hecho? Trabajo, presión intensa,  sacrificio y solidaridad. Es un equipo compacto y que se mueve en bloque, y donde sus dos estrellas parecen dos jugadores como cualquier otro a la hora de ayudar en tareas defensivas. La solidez defensiva y las rápidas transiciones al contraataque han sido las claves. Defienden y presionan todos. Esperan a robar atrás, donde Kanté y Drinkwater juegan un papel importantísimo y salen combinando vertiginosamente hacia la portería contraria. Quien canaliza estos movimientos es el argelino Mahrez, que no solo asiste, sino que también marca. Vardy es el encargado de hacer letales estas contras.  Sencillo pero efectivo. Fútbol. El juego del Leicester no será vistoso, aunque tampoco se dedica al balón largo. Algunos golazos sí que han dejado, por eso. Pero no se le puede pedir más.


Y ante este equipo solo podemos decir una cosa. Bravo. Bravo porque, ocurra lo que ocurra a final de año, no tendremos otra que quitarnos el sombrero ante tal meritoria gesta. Ojalá gane y sea un ejemplo para todos los equipos "pequeños" del resto del mundo, pero pase lo que pase, lo que ya han conseguido es digno de admirar.
Bravo por el Leicester, la transformación de una revelación en una revolución.

lunes, 25 de enero de 2016

El retraso de las actas

En España se presume de que se tiene la mejor liga del mundo, pero no creo que sea así. Que la forman los mejores equipos, los mejores jugadores y que se juega el mejor fútbol no se puede negar. Pero la mejor liga... Hay múltiples razones para creer que la Premier o la Bundesliga están mucho mejor organizadas, en temas de repartos económicos, tecnología, precios, ayuda al aficionado, árbitros... que hacen que sean competiciones más igualadas, más espectaculares, mejores.



En el tema de los arbitrajes, en la liga BBVA se sigue funcionando con un método demasiado prehistórico. El acta manda, al acta se obedece y lo que no pone en el acta no ha ocurrido. Este hecho en un mundo tan evolucionado y con un peso tan grande de las tecnologías roza lo absurdo y favorece al juego sucio. Las imágenes de televisión muestran constantemente acciones que deberían ser sancionadas y que nunca lo son. Es lógico que el árbitro no se percate de todo lo que sucede sobre el terreno de juego y más aún si lo que ocurre pasa lejos del balón. Por lo tanto, entendiendo la humanidad de los colegiados, se deberían aplicar medidas ajenas a ellos para castigar lo que es punible y beneficiar así al fútbol justo.

En la Premier, por ejemplo, aunque el árbitro no haya visto una agresión es castigada igualmente gracias a las imágenes y a un comité que se reúne y aplica las medidas necesarias. Si en España se pueden anular amonestaciones gracias a los vídeos, ¿por qué no se hace exactamente lo mismo para castigar? Así se conseguiría un juego más limpio y justo y se penalizarían acciones ilegales.

Este mismo año, se ha vuelto a demostrar que lo de las actas queda muy anticuado. Cristiano Ronaldo ha agredido 5 veces a un jugador sin que el balón estuviera en juego y no se le ha pitado ni falta. Dejando de lado la inmunidad arbitral de la que goza el luso, todo el mundo ha visto esas acciones, que tendrían que ser duramente perseguidas. ¿No las han visto los jefes de la competición? Estas agresiones, al igual que otros pisotones o insultos graves no tendrían que quedar en anécdota.



Pudiendo tener la mejor liga del mundo, en temas de organización y puramente deportivos, los mandamases de esta Liga parecen empeñados en hacer lo contrario. Y los actas son simplemente un ejemplo más de una larga lista.


lunes, 4 de enero de 2016

La delgada línea entre la intensidad y la violencia

A raíz del último derbi barcelonés que se jugó el pasado sábado, mucho se ha hablado sobre la actitud que mantuvo durante todo el encuentro el RCD Espanyol. Destacó por su radical diferencia en la imagen mostrada con Sergio y con Galca, ya que el equipo blanquiazul jugó mucho más intenso de lo habitual, cruzando en ciertos momentos la línea que separa la intensidad y la violencia. La prensa “nacionalbarcelonista”, nombrada así por Joan Collet, presidente del Espanyol, ha denunciado el juego, según ellos, demasiado violento de los pericos. Se quejaban de que, cometiendo 22 faltas, solo vieran 5 amarillas, y de la permisividad que tuvo el colegiado González González con el club local. Falta un criterio para saber qué es intenso y qué es violento.


Desde la llegada del Cholo Simeone como entrenador a España, el concepto de jugar con intensidad ha cambiado. Años atrás el estilo de juego de los colchoneros hubiera sido tachado, al menos, de duro. Pero los frutos que ha dado ese trabajo y el ejemplo que ha supuesto para muchos, han hecho cambiar la definición del diccionario futbolístico para el término “intensidad”.
Personalmente, no creo que la culpa de la intensificación llevada a violencia del juego en algunos partidos de algunos equipos sea culpa de ellos o de su entrenador. El señor árbitro debe hacer valer su criterio desde el principio, unificarlo con el de sus compañeros y dejar claro que es lo que vale y lo que no. Entendiendo, claro está, que no todos los partidos son iguales, que no hay la misma intensidad en un Getafe – Levante, que en un Sevilla – Betis, un Barça – Espanyol o un Atlético – Madrid. Y es en esos partidos, como el del sábado precisamente, donde se debe explicar claramente lo que vale y lo que no, lo que será penalizado y de qué manera…

Estoy convencido de que si los árbitros hablaran más con los jugadores (o si los capitanes transmitieran el mensaje) no existirían tantas polémicas después de los partidos. Y también creo que sería necesario que la Federación impusiera unos mismos criterios para todos los árbitros, ya que no es justo que Mateu Lahoz no enseñe la tarjeta hasta la décima falta, mientras a otros les falta tiempo para desempolvarla.