Cada temporada en cada liga existe el llamado equipo revelación. Ese conjunto que sorprende con su resultado o juego y supera las expectativas creadas entorno a él. Cada campaña las revelaciones lo son menos, porque ya se sabe que habrá alguien que tendrá ese título. La única intriga es saber quién.
Este año, rompiendo con los esquemas citados anteriormente, el equipo revelación de Europa y del mundo es el Leicester City. Equipo revelación, líder de la Premier y matagigantes. Todos los apodos son válidos. No ha sido el típico equipo que a principios de temporada sorprende por su posición en la tabla o que gana a algún grande. No, no. Los "foxes" son eso y mucho más. Obviamente sorprendieron. Siguen sorprendiendo. Pero ahora ya son la paradoja de la sorpresa esperada. Partido tras partido demuestran que merecen el puesto que ocupan, los piropos y calificativos que les llueven y también demuestran el por qué de sus resultados.
Claudio Ranieri se ha convertido en el hombre de moda en Inglaterra. Y con razón. Ha creado una máquina ganadora de un equipo que un año atrás era el colista de la Premier y el anterior estaba en la segunda categoría británica. Tiene mucho, muchísimo mérito. ¿Que cómo lo ha hecho? Trabajo, presión intensa, sacrificio y solidaridad. Es un equipo compacto y que se mueve en bloque, y donde sus dos estrellas parecen dos jugadores como cualquier otro a la hora de ayudar en tareas defensivas. La solidez defensiva y las rápidas transiciones al contraataque han sido las claves. Defienden y presionan todos. Esperan a robar atrás, donde Kanté y Drinkwater juegan un papel importantísimo y salen combinando vertiginosamente hacia la portería contraria. Quien canaliza estos movimientos es el argelino Mahrez, que no solo asiste, sino que también marca. Vardy es el encargado de hacer letales estas contras. Sencillo pero efectivo. Fútbol. El juego del Leicester no será vistoso, aunque tampoco se dedica al balón largo. Algunos golazos sí que han dejado, por eso. Pero no se le puede pedir más.
Y ante este equipo solo podemos decir una cosa. Bravo. Bravo porque, ocurra lo que ocurra a final de año, no tendremos otra que quitarnos el sombrero ante tal meritoria gesta. Ojalá gane y sea un ejemplo para todos los equipos "pequeños" del resto del mundo, pero pase lo que pase, lo que ya han conseguido es digno de admirar.
Bravo por el Leicester, la transformación de una revelación en una revolución.
Bravo por el Leicester, la transformación de una revelación en una revolución.
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